jueves, 17 de noviembre de 2011

Trabajo de campo III de Isabel

Joseph B. Zwischenberger, Clare Sabage, Manoop S. Bhutani. Esófago. En: Courtney M. Townsend. Tratado de cirugía. 17ª edición. Madrid: Elsevier; 2007. p. 1091-1149.
Perforación esofágica
La perforación esofágica constituye una urgencia, ya que cualquier retraso en la administración del tratamiento reduce la supervivencia. La perforación yatrógena, la perforación espontánea y el traumatismo engloban la gran mayoría de las perforaciones esofágicas. Las técnicas endoscópicas suponen la causa más frecuente de perforaciones esofágicas yatrógenas y la región cricofaríngea se ve afectada más a menudo. Las perforaciones esofágicas leves y distales suelen ser consecuencia de biopsias realizadas para comprobar la presencia de neoplasias malignas o bien de dilataciones. Como causas infrecuentes de perforación esofágica yatrógena se hallan una intubación endotraqueal difícil, es la inserción ciega de una minitraqueotomía, la resección del cáncer de pulmón, la disección ciega del esófago abdominal, las intervenciones en la columna cervical, la tiroidectomía y la intubación paliativa, la colocación de endoprotesis esofágicas o el tratamiento con laser de los tumores esofágicos. El síndrome de Boerhaave (rotura del esófago por distensión) es la forma mas común de perforación espontanea. Las roturas suelen tener lugar en la cara posterior izquierda del esófago inferior y son cinco veces más frecuentes en os varones. El reflujo grave , la ingestión de sustancias causticas y la candidiasis, las infecciones herpéticas y las asociadas a inmunodeficiencias ocasionan también perforaciones patológicas. La destrucción de la pared torácica por una carcinoma puede dar lugar a perforaciones mediastinicas o pleurales. Las perforaciones esofágicas debidas a traumatismos por penetración o contusos suelen ocupar un segunda plano en relación con los daños asociados y su pronóstico es desfavorable cuando no se reconocen.
Los signos y síntomas (dolor, vómitos, hematemesis, disfagia, taquipnea, taquicardia, fiebre, enfisema subcutáneo, crujido mediastinico, hipersonoridad torácica o matidez)  de la perforación esofágica dependen de su causa, localización (cervical, torácica o abdominal) y via de contaminación. El síntoma más frecuente es el dolo, que existe en el 70% a 90% de los pacientes y generalmente indica directamente el lugar de la perforación. La perforación cervical se caracteriza por dolor y rigidez cervicales debido a  que la unión del esófago a las fascias prevertebrales limita la diseminación de la contaminación bucofaríngea. A nivel abdominal, en las perforaciones anteriores existe dolor subxifoideo, mientras que en las posteriores con comunicación con el epiplón menor puede aparecer dolor epigástrico sordo que se extiende hacia la espalda. El dolor retoesternal o torácico intenso situado hacia un lado de la perforación se observa en los casos de perforación torácica. El dolor torácico intenso tras una distensión y la hematemesis caracteriza a las posturas postemeticas.
La etiología, la localización y el intervalo temporal entre la rotura y el tratamiento afectan al pronostico y el control de la perforación esofágica.

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