A.Martín Zurro, J.F. Cano Pérez. El enfermo terminal. En: A. Martín Zurro, J.F. Cano Pérez. Atención primaria. Segunda edición. Madrid: ELSEVIER; 2005. p.753-763.
El enfermo terminal
He escogido este libro porque numera objetivos y bases de la terapéutica terminal, así como los distintos síntomas del enfermo terminal. Así mismo propone como poder atender a éste y a su familia en la fase de agonía o fase terminal del proceso. Conocer y llevar a la practica la empatía y la escucha activa, así como facilitar la verbalización por parte de la familia y del propio paciente las inquietudes, los miedos y sentimientos. Estar con ellos hasta el final.
Los síntomas de los enfermos terminales presentan diversas características, son múltiples, intensos - a medida que avanza la enfermedad, aumenta la intensidad de los síntomas requiriéndose altas dosis de calmantes para poder paliarlos-, son cambiantes y multifactoriales,-se relacionan con causas distintas, el vómito por ejemplo puede ser debido a múltiples causas como obstrucción intestinal, metabólicas, etc.-.
Ano de los síntomas más característicos del enfermo terminal es el dolor, que se considera una respuesta neurofisiológica muy compleja. Se ha hecho posible su análisis gracias a enfermos con cáncer y dolor quienes han hecho una descripción común de síndromes dolorosos comunes, estos pueden clasificarse en tres categorías. Dolor por invasión tumoral directa, dolor relacionado con la terapéutica o diagnostico del cáncer y dolor no relacionado con el cáncer o su terapéutica.
El tratamiento farmacológico del dolor se realiza con analgésicos mezclados o no con adyuvantes. La OMS propuso un control de los analgésicos por medio de una escala llamada “escalera analgésica” que tiene tres peldaños. Se comienza en el primer peldaño, se administran analgésicos no opiáceos, a mayor dolor se pasa al segundo escalón donde se administran opiáceos débiles si el dolor aumenta se pasará al tercer escalón, en el cuál se administran opiáceos potentes. En todos estos, se administrarán si se desea adyuvantes.
En los últimos días del paciente es muy importante una buena comunicación. Esta es imprescindible para la creación de un clima relacional, que se pretende que sea terapéutico, entre el equipo y el enfermo-familia. La facilitación de la expresión emocional, con una escucha activa, mostrando disponibilidad y empatía, constituye el marco donde el familiar podrá canalizar su dolor emocional y donde construirá la confianza necesaria para comunicar y aliviar cualquier aspecto de su sufrimiento emocional.
La educación de la familia es muy importante ya que la familia necesita educación en el “que decir” y “como estar” con el enfermo. La expresión de la tristeza y de la angustia pueden dar lugar a momentos difíciles para ambos, pero, si consiguen comunicarse el acercamiento emocional es inmediato y constituye una fuente importante de apoyo mútuo.
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