BIBLIOGRAFÍA:
Honorato Pérez, J. Enfermedades infecciosas generales. En: Honorato Pérez, J. Enfermedades infecciosas. Entenderlas, evitarlas y combatirlas. León: Everest; 2005. p. 79-94.
ENFERMEDADES INFECCIOSAS.
El libro Enfermedades Infecciosas. Entenderlas, evitarlas y combatirlas, escrito por el doctor Jesús Honorato Pérez, contiene información a cerca de la infección y sus tipos, el diagnostico, los síntomas, las enfermedades infecciosas más frecuentes, las enfermedades infecciosas en grupos especiales, la prevención, el tratamiento, etc.
Del apartado enfermedades infecciosas generales, nos habla entre otras de la brucelosis, la tuberculosis, el tétanos y la septicemia y el shock séptico. Siendo esta última la que me ha despertado mayor interés y por ello mi elección. Se produce una septicemia cuando hay bacterias en la sangre y están produciendo una enfermedad infecciosa con toda su sintomatología, es decir una bacteriemia infecciosa en la que aparecen, por lo menos, fiebre, disminución de la tensión arterial y eventualmente shock.
En cuanto a las causas de la llegada de bacterias a la sangre, el autor nos informa de algunas como pueden ser; una herida que deje en comunicación directa un vaso sanguíneo con el exterior, la administración de preparados de alimentación artificial a través de vía intravenosa o el que no se hayan tomado las medidas oportunas de emplear material esterilizado. Siendo la causa más importante la inmunodepresión que presentan diversos tipos de pacientes como son los ancianos, los pacientes en tratamiento con quimioterapia anticancerosa o los pacientes con sida.
De las manifestaciones clínicas cabe destacar la posibilidad de un shock séptico, en el que se produce un marcado descenso de la tensión arterial, impidiendo que la sangre llegue en las condiciones y cantidad necesarias a los diversos órganos. Llevando consigo la aparición de oliguria, alteraciones pulmonares y finalmente un "fracaso cardiaco". Todo apunta a que el responsable de esta situación es el envenenamiento que producen las toxinas que sueltan los gérmenes causantes de la septicemia.
El tratamiento de la septicemia pasa por emplear los antibióticos adecuados según el germen que la está produciendo, y por la instauración de medidas terapéuticas complejas que permitan compensar las alteraciones hemodinámicas que se producen. Además de todo lo anterior cabe destacar que el mayor tratamiento seria la prevención, utilizando el personal sanitario una profilaxis antibiótica oportuna cuando vaya a realizarse algún procedimiento de los anteriormente citados.
En resumen, he elegido esta enfermedad debido a su importancia así como a la responsabilidad que merece por parte del personal sanitario a la hora de prevenirlo. De igual modo porque este tema fue tratado en clase y me ha ayudado a asentar y ampliar mis conocimientos acerca del mismo.
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