26-Septiembre-2011
SÍNDROME FEBRIL
Bibliografía: Jesús Medina Asensio. Manual de urgencias médicas. 2ª ed.. Madrid: Diaz de Santos, S.A; 1997. p. 87-92.
En la segunda búsqueda bibliográfica en la asignatura de Enfermería médico-quirúrgica he decidido informarme más sobre la fiebre. ¿Por qué la fiebre? Porque es una compleja respuesta fisiológica que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas y sobre la que nos queda mucho por saber. El libro que he seleccionado abarca el síndrome febril desde una perspectiva general y explica de manera clara y concisa de qué se trata, cuáles son sus causas y manifestaciones, agrupa desde un punto de vista práctico la fiebre (“fiebre de corta evolución” y “fiebre de evolución prolongada”) y explica el tratamiento del paciente que la padece. Recomiendo su lectura si el objetivo es la obtención de información general sobre el síndrome febril.
Después de leer, he podido adquirir los siguientes conocimientos. Se dice que existe fiebre cuando la temperatura corporal es superior a 37ºC aunque este límite no puede ser establecido de forma taxativa ya que existen variaciones de hasta 1ºC en relación con el ejercicio físico, la menstruación, etc. No existe clara evidencia de que la fiebre por sí misma sea dañina para el ser humano; son varias las hipótesis que indican que la fiebre puede ser beneficiosa desde la perspectiva de la evolución o perjudicial pues acelera la muerte de un individuo enfermo. La respuesta orgánica a la fiebre está mediada tanto por pirógenos endógenos como exógenos; los pirógenos endógenos son polipéptidos liberados por distintas células del organismo y los pirógenos exógenos actúan directamente sobre el centro termorregulador y median la liberación de pirógenos endógenos. La fiebre es una respuesta inespecífica no sólo de los procesos infecciosos sino que las inflamaciones, tumores, efecto de fármacos y otras muchas condiciones pueden causar fiebre también.
Como he señalado anteriormente, la bibliografía escogida agrupa la fiebre desde un punto de vista práctico, así podemos hablar en primer lugar de “síndrome febril de corta duración” (menos de dos semanas) donde la realización de una historia clínica y la anamnesis intencionada sobre focalidad predominante (objetivo prioritario consiste en la búsqueda de un proceso infeccioso aunque cuadros no infecciosos pueden ser también responsables) son lo prioritario. En segundo lugar “fiebre de evolución prolongada” (más de dos semanas) donde llevar a cabo una serie de medidas generales (evitar ambiente caluroso, hidratación y nutrición equilibrada), medidas físicas (compresa de agua fría, baño corporal con agua templada y mantas hipotérmicas en casos excepcionales) y administración de fármacos conforman el tratamiento del paciente. Las causas de fiebre prolongada más frecuentes son infecciosas, neoplasias y enfermedades del tejido conjuntivo o vasculitis.
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