3-Octubre-2011
TRATAMIENTO URGENTE DE HERIDAS
Bibliografía: V. Delgado Alcalá, D. Cuevas del Pino, M.J. Estebarán Martín. Tratamiento urgente de heridas (heridas por arma blanca y de fuego). En: A. Julián Jiménez. Manual de protocolos y actuación en urgencias. 2ª ed.. Madrid: FISCAM; 2004. p. 945-951.
En la búsqueda bibliográfica referente a traumatismos (heridas y contusiones) he escogido el capítulo 120 de un “Manual de protocolos y actuación en urgencias”. Mi elección se debe a que desarrolla el concepto de herida de manera similar a lo estudiado en clase y porque abarca sobre todo el tratamiento urgente de heridas que es fundamental para la profesión de enfermería pues permite conocer cómo actuar ante una lesión traumática.
Las ideas principales que me ha aportado el capítulo son varias. Una herida es la consecuencia de un traumatismo mecánico que provoca solución de continuidad en la superficie de un tejido o un órgano. Son varias las clasificaciones que se pueden hacer de las heridas, este manual las clasifica según el mecanismo (incisas, contusas, punzantes, por desagarro o arrancamiento, por mordedura, abrasivas, por aplastamiento…), según la forma (lineales, en colgajo, con pérdida de sustancia) y según la gravedad (simples, complicadas y graves). Las manifestaciones clínicas locales de la herida son dolor, hemorragia y separación de bordes así como alteraciones en la motilidad o sensibilidad. Las manifestaciones generales dependen del tipo de herida así como los órganos y tejidos a los que interesa la lesión.
El objetivo de la exploración de la herida es determinar la gravedad de la lesión y sus potenciales complicaciones. Se debe valorar el estado general del paciente, lesiones asociadas y características de la herida. El tratamiento de una herida consiste en asepsia (lavado de la herida con suero y agentes antisépticos), utilización de anestesia y evitar el uso de vasoconstrictores tipo adrenalina pues provoca una disminución local de las defensas, exploración y limpieza quirúrgica para identificar y eliminar cuerpos extraños y tejidos desvitalizados, sutura de la herida (por planos sin dejar espacios libres, usar puntos simples, equidistantes, evitar bordes para asegurar el contacto dérmico…), usar drenajes en procesos supurativos o en los que la hemorragia o exudación de líquidos comprometen el resultado final, uso de apósitos para prevenir la contaminación de la herida, profilaxis antibiótica en heridas potencialmente contaminadas y para finalizar, profilaxis antitetánica teniendo en cuenta la historia de inmunización del paciente.
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